Isidro Perez, el dueño de Marissa’s Bakery ubicada en Nicollet Avenue, escogió a Minneapolis para su negocio durante los años noventas por la oportunidad copiosa que vió en la ciudad.
Perez viene del barrio llamado La Villita en Chicago, una zona poblada mayormente de gente mexicana que es conocida por sus panaderías y restaurantes auténticos. Vió menos competencia en el negocio de panaderías mexicanas en Minneapolis.
Un primo lo invitó a visitar Minneapolis y Perez vivió un año aquí, solo visitando a su familia en Chicago con regalos de pan durante los fines de semana. Llevó a su hija mayor, Marissa, en sus viajes, y por eso nombró la panadería por ella.
Después del año de viajar entre Minneapolis y Chicago, Perez mudó al resto de la familia a Minneapolis y abrió la panadería en Eat Street en Whittier.
Su segunda hija Araceli, quien trabaja medio tiempo en la panadería como gerente de la oficina además de ser inmobiliaria, me dió una explicación breve de los orígenes de la panadería y la historia de su padre antes de llegar a la entrevista. Araceli explicó que la agenda de Isidro es bastante no convencional– eran pasadas las tres y él todavía no ha comido su primera comida del día.
Ella me contó que sus padres se conocieron trabajando en una panadería en Chicago poseído por un tío de su madre. El padre y el abuelo de Isidro fueron panaderos en México, convirtiéndose en un panadero de tercera generación.
Cuando llegó a la entrevista, Isidro habló mientras que Araceli dijo lo que me había contado sobre los orígenes de la panadería.
“Dijo que su abuelo no le enseñó, que la pobreza le enseñó,” dijo Araceli con una sonrisa.
Desde abrir la panadería en lo que fue un pequeño espacio dentro de un edificio que tenía una bodega y una lavandería, Isidro usó los beneficios de la panadería para comprar el edificio y expandir en cada espacio cuando los otros negocios se mudaron.
“Nunca he visto una panadería tan chiquita,” dijo Isidro sobre la panadería original, riendo.
Aunque su padre no quería que Araceli y sus hermanos pasasen tiempo en su trabajo cuando eran niños, ella dijo que todos pasaron tiempo como cajeros en el mercado que hoy es Colonial durante el colegio.
“Él no quería que sus hijos, en mayor parte, fueran criados aquí,” dijo Araceli. “Vendríamos durante los fines de semana, pero creo que cuando eras niño quieres ayudar aunque no eres tan útil.”
Araceli disfrutó su trabajo en el mercado, y cuando tenía 18 años empezó ayudar a su padre con el inventario y otras tareas. Aunque trabajar junto con la familia puede ser difícil, dijo que el aspecto familiar la conecta con su cultura mexicana.
“Nos mantiene integrados en la comunidad la panadería,” dijo ella. “Creo que se puede conocer o aprender sobre una cultura a través de su comida, así que siempre teníamos en casa la comida mexicana, el pan mexicano, y aprendimos hacer estas recetas también.”
Mientras que los postres favoritos de Araceli incluyen los marranitos y los moños, prefiere Isidro hacer y comer el pan.
“Él todavía hace el pan a sí mismo. Hay algunos panes que los otros panaderos no conocen hornear ,”
Isidro está orgulloso del producto que hornea. No reutiliza el aceite, como otros restaurantes y panaderías, porque prefiere aceite fresco para el sabor.
“Cuida por su producto,” dijo Araceli sobre su padre.
Isidro espera que la panadería se quede en la familia en el futuro. Araceli notó que su hermana mayor trabaja para Minneapolis Public Schools, dos hermanos son enfermeros y la hija menor está en la escuela de posgrado, e Isidro interrumpió para decir que ninguna de las carreras de sus hijos gana tanto dinero como la panadería.
“Él ganó la riqueza generacional para nosotros,” dijo Araceli. “Creo que su sueño es que alguno de nosotros dirija la panadería, y tal vez suceda.”
Marissa’s Bakery está ubicada en 2750 Nicollet Avenue y está abierta desde las 6 a.m. hasta las 8 p.m. diariamente.